Del más exuberante Barroco, en el lienzo de Cristóbal de Villalpando la santa en éxtasis se arrodilla frente a la presencia trinitaria. Fray Diego de Yepes (1530-1613) narra que […] se le presentó la Santísima Trinidad y conoció cómo era el Dios trino y uno y que cada una de las divinas personas le hizo su particular favor. Dios Padre de edad avanzada y gesto dulcísimo viste en color dorado y azul. El Hijo con un insuflado paño en color malva. Ambos sostienen cetros áureos y sobre ellos desciende una paloma blanca, símbolo de la presencia del Espíritu Santo.
La imagen exalta a Teresa de Jesús, para recordar la vida de la santa y buscar inspiración en la compañera amada de Cristo. En el vehemente deseo de ver a Dios, Teresa se sentía morir. Patrona de España y de los arzobispados de México, Ávila y Nápoles, asiste a los escritores y se acude a ella en las crisis espirituales, así como en las enfermedades de cabeza y corazón. Pluma y fe nos guían en máximas pletóricas de sentido: Lee y conducirás, no leas y serás conducido. Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.
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