Vuelta al río

En 1901 Velasco se fracturó una pierna cuando el transporte en el que viajaba se averió, y debido a esto su salud se deterioró; además, los cambios en la Academia hicieron que los últimos años del maestro mexicano fueran bastante agitados. La entrada al siglo XX significó para él, en muchos sentidos, transición.
Los nuevos planes de estudio en San Carlos consideraron que la cátedra de paisaje, a cargo del pintor, se había vuelto obsoleta ante los nuevos movimientos europeos; fue cancelada en 1911 y las enseñanzas del gran paisajista, catalogadas como anacrónicas. A partir de esa fecha, Velasco fue comisionado sólo para vigilar las clases de pintura y escultura.
El estudio de la naturaleza ocupó hasta el final de su vida sus pinceles. Obras como Vuelta al río son escenas llenas de calma y tranquilidad. En el agua se reflejan los distintos matices del cielo y a lo largo de la corriente algunas personas –en la orilla del río– lucen muy pequeñas comparadas con la enormidad de los árboles, en los que el pintor cargó el peso de la composición. En general se percibe la calidez de la gama cromática que caracterizó a Velasco. Un lienzo producido en la última época del más grande paisajista mexicano.