En esta obra se puede apreciar la gran calidad técnica y cromática de Ramon Casas (Barcelona, 1866-1932) en la búsqueda de la integración de la figura con el entorno, en este caso, un patio azul de Sitges, a partir de la observación de los ricos efectos de los rayos de luz incidiendo sobre cuerpos y ropas.
Para Ramón Casas, el mundo era una impresión cromática y esta concepción le lleva a conseguir matices de extraordinaria riqueza, con los que presenta atractivos resultados. La calidad de las tonalidades rosadas del rostro femenino y del blanco del vestido, hicieron que por su manera de hacer, fuera definido como un impresionista.