Aunque conocido fundamentalmente como pintor, Manuel Ángeles Ortiz fue un artista polifacético al que su inquietud y curiosidad artísticas llevaron a investigar distintas materias y técnicas pues cada una ofrecía posibilidades expresivas distintas. Además de la pintura, se adentró en el campo de la calcografía, la escultura y la cerámica.Su faceta de ceramista se inicia tempranamente en Granada siguiendo la tradición de la cerámica de Fajalauza. Durante los veranos que pasa en la localidad francesa de Vallauris trabaja moldeando y vidriando el barro en compañía de Picasso. A su vuelta a Granada, en 1957, retoma su faceta ceramista en la vuelve a estar presente la tradición granadina, sobre todo en cuanto a colores se refiere, en los que domina el blanco de fondo y los diseños en azul cobalto con toques de verde manganeso.Considerada la superficie de los objetos de barro como si de un lienzo se tratase, traslada a sus creaciones los motivos que le sirven de inspiración para las series pictóricas que estaba realizando. Junto a los paisajes y motivos geométricos, los temas más recurrentes de Ortiz desde la década de los sesenta serán los perfiles de mujer y los pájaros volando, realizados, como sus paralelos pictóricos, con gruesos trazos que describen formas muy simples y rellenando solamente algunas zonas con color.De su faceta como escultor se expone en el centro de la sala la obra Construcción realizada en madera coloreada. Se trata de un bodegón de formas simplificadas, entre las que podemos reconocer el perfil de una botella. Presenta la particularidad de ser una escultura articulada que, al plegarse como un fuelle, ofrece la posibilidad de variar el ángulo de apertura de las piezas cambiando así la composición de la pieza.
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