En esta Mujer con sombrilla en un jardín, Renoir adopta un lenguaje plenamente impresionista. Además de suprimir el horizonte, utiliza un modo de pintar las flores y los matorrales del jardín a base de pequeños toques de color que crean un juego de texturas continuo, que envuelve a las dos pequeñas figuras de la composición. Junto a la mujer, que se protege del sol con una sombrilla, aparece una figura masculina agachada, quizás recogiendo una flor, cuya proximidad hace suponer que existe entre ellos algún tipo de relación.
El cuadro no fue pintado en el campo sino en el jardín del nuevo estudio del pintor en Montmartre. Su amigo George Riviére recordaba: "En cuanto Renoir entró en la casa, se sintió fascinado por la vista del jardín, que parecía un bello y abandonado parque".
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