En un primer periodo, finalizando los años sesenta, el trabajo de esta artista era reconocido por sus pinturas que comprenden elementos del Arte Pop. Sus obras eran escenas cotidianas donde personajes sin rostro se relacionan en una conversación, un momento romántico o un cruce pasajero. Entrada la década de 1970, su propuesta cambió radicalmente para comunicar mensajes de tinte social y político. Denunció torturas y persecuciones por medio de la sugerencia simbólica de ataduras de telas y sogas sobre cuerpos sin identificación.