Sólo el título de este óleo identifica la tumba recién abierta y sin identificación, como la de Emiliano Zapata, cuyos únicos dolientes son los caballos. No cabe duda que la pintura rompe las expectativas de la representación icónica y heroica del general revolucionario perdido, asesinado en abril de 1919. A pesar de la determinación del gobierno de borrarlo de la memoria, el nombre de Zapata sobrevivió. Por ejemplo, Diego Rivera lo representó en sus murales de la capilla de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo (1926-1927), donde está enterrado bajo tierra, pero sigue siendo la fuente de la fertilidad y la energía revolucionaria. Sin embargo, en la obra de Izquierdo, el único eco de la Revolución es un paisaje sombrío y lleno de pesimismo con un árbol herido por un rayo y un cuervo negro, que aluden a las escenas de devastación de la guerra intestina como hiciera Francisco Goitia. En la obra de María Izquierdo, los caballos ?inspirados en parte en los caballitos de cerámica o barro que coleccionaba? con frecuencia son portadores de reacciones y sentimientos humanos, quizá en la misma línea de los ?houyhnhnms? de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift. En este cuadro, los caballos miran como si la tumba los hubiera obligado a hacer un alto en su camino. Queda en la ambigüedad el recuerdo o luto que esto pudiera representar y su relación con la difusión del nombre de Zapata, pero también se relaciona con su fama de jinete. Rivera se basó en fotografías de Zapata con su caballo blanco en su icónica imagen en el Palacio de Cortés en Cuernavaca (1930). Los caballos en esta obra de Izquierdo confrontados con la muerte de su amo simbolizarían a los dolientes humanos que perdieron a su dirigente. Aunque también hay la sospecha de que Izquierdo desafía aquí, a la manera de Swift, una iconografía aceptada que se incorporó al mito revolucionario. El asombro con el que los dos caballos confrontan la tumba podría ser una transformación de la respuesta de los pueblos indígenas, cuyos derechos defendió tan férreamente el cuerpo que yace en el sepulcro. Dawn Ades, Arte Moderno de México. Colección Andrés Blaisten, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2005.
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