Juana María, mujer mixteca de 71 años, acomoda su cosecha de maíz para formar el chu u niñi con la finalidad de que la mazorca termine de secarse y evitar que el maíz se llene de humedad y lo ataquen los gorgojos y roedores. Los pares de mazorcas cuelgan del tapanco de las casas de murillos que construyeron sus padres y abuelos. Ella es la única mujer que encabeza la preservación del maíz criollo en esas tierras que heredó de su madre, por eso sigue cultivando la milpa sin químicos y respetando a la Madre Tierra.