La Ñapanga se caracteriza por llevar un vestuario vistoso y único, en el que se destacan materiales abrigados y telas pesadas para contrarrestar el clima frío del sur, además de ser un traje ostentoso, donde intervienen económicamente el encomendero o señor adinerado para dotar a sus hijas.
La pieza de vestuario tradicional de la ñapanga es el “bolsicón” de bayeta en colores fuertes: azul claro, rojo vivo y morado episcopal; colores más afines a los textiles precolombinos peruanos que a los del resto de Colombia debido también a la cercanía geográfica. Sobre la cadera derecha de esta prenda se abre un largo bolsillo vertical, al cual debe su nombre.
El bolsicón de bayeta se plegaba en la cintura, por lo general terminaba con una cenefa de terciopelo de un tono más subido que el de la bayeta. Llevaba también terciopelo en los bordes de las aberturas laterales y en la del bolsillo. Este traje recuerda a los de la Restauración española, aunque menos abultados. Para 1869 en España era común usar falda sobre la falda y la ropa interior, dando mayor realce a la figura, hecho que quizás derivó en la imitación de esta tendencia en el territorio nacional.
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