Este retablo procede de la capilla de san Jorge de la iglesia de San Antonio de Padua, destruida en 1906. En la tabla central se representa a san Jorge matando al dragón, la princesa y al fondo está la Ciudad de Mallorca, idealizada, pero con detalles realistas, que constituyen una fuente de información sobre diversos aspectos de la ciudad a mediados del siglo XV.
Se considera una tabla deudora de modelos nórdicos, que se ha relacionado con la pintura flamenca por el detallismo paisajístico, la composición y la gestualidad de los personajes, y los reflejos de la armadura de san Jorge. Desde el punto de vista técnico y estilístico, este retablo implicó importantes innovaciones respecto a la producción pictórica gótica que se estaba llevando a cabo en aquellos momentos en el ámbito mallorquín. Novedades que fueron aportadas por Niçard, un extranjero que debió venir a la isla, asociándose con Mòger, con motivo de este encargo y que debió marcharse al terminarlo.
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