Gaudí hizo el proyecto de la restauración y decoración de la capilla de la Trinidad y, junto con Jujol, empezó a decorar una de las bóvedas con piezas de cerámica de “trencadís”, de colores azul, dorado y verdoso –y con algunos dibujos o esbozos alrededor, que nos han quedado como testigos de una restauración inacabada por la interrupción de la actividad de los dos arquitectos en la Catedral en 1914.