Pintura que procede del colegio de San Vicente Ferrer, que los dominicos fundaron en Zaragoza.
El Santo porta la vara florida alusión a su victoria sobre los demás pretendientes a la mano de la Virgen María. Las figuras de San José y el niño en actitud de caminar, se refuerzan en la composición de los ropajes que acentúan el movimiento. En la parte superior se representa un rompimiento de gloria, Dios Padre sujeta la bola del mundo en una mano, mientras señala con la otra al Niño sobre el que se encuentra la paloma del Espíritu Santo. Lienzo de buena factura, aunque evidencia un abandono de las rigideces compositivas carece todavía del movimiento que caracterizará su producción posterior.
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