Martí Alsina es considerado el gran maestro del realismo catalán de la segunda mitad del siglo XIX. Nacido en Barcelona el 10 de agosto de 1826, alternó su formación artística, asistiendo a clases nocturnas en la Escuela de la Lonja, con los estudios de filosofía, que finalmente abandonó. Artista eminentemente autodidacta y extraordinariamente fecundo, abarcó todos los géneros pictóricos, aunque desde muy joven se sintió especialmente atraído por el paisaje. En 1848 realizó su primer viaje a París, donde pudo conocer las tendencias europeas de la época. Allí descubrió la obra de los realistas franceses, entre ellos Courbet y la llamada Escuela de Barbizon. En 1852 ocupó el cargo de profesor de dibujo lineal en la Escuela de la Lonja, desde donde instruyó a sus alumnos en la pintura al natural, y se convirtió en el maestro de toda una generación de paisajistas catalanes. Tras sufrir varias desgracias familiares y endeudarse hasta acabar arruinado, tuvo que pintar sin descanso para poder sobrevivir, llegando a tener siete talleres en Barcelona, con numerosos ayudantes y discípulos, que produjeron obras casi a escala industrial, que no tenían de su mano nada más que los retoques finales y la firma.
En este paisaje costero se puede percibir el realismo que confirió a sus obras y la perfección de su técnica. Incluye los elementos favoritos de los marinistas: arrecifes, olas, nubes y tramos de litoral. La combinación permite al pintor jugar con color, luces y tonalidades varias.