Un retrato místico de dos santos que hicieron su acción apostólica en América del Sur. El artista cartagenero hace uso del color y el movimiento de sus líneas para generar en espectador una sensación onírica que envuelve a los personajes. Se nota una fuerte influencia del Art Brut en la ejecución de esta pieza, que encierra un universo propio del artista que por medio de sus obras nos ofrece ventanas para admirarlo.