Se pensó en el mural como una representación de dos elementos similares pero diferentes, el café y él té, ambos de la misma gama de color pero de comportamiento invertido -siendo uno de letras y objetos (morado) y el otro de objetos y letras (rojos)- reforzando la idea entre las similitudes y las diferencias entre uno y el otro. Siempre la artista ha pensado que las diferencias gastronómicas dotan de una personalidad y en este caso, el café y el té han sido dos bebidas que han creado fieles seguidores tanto como de un lado como del otro; siendo ambas una parte imprescindible del día a día de casi todas las personas en el mundo. ¿Cómo algo tan sencillo, como una bebida, puede influir en el pensamiento humano ocasionado rutinas y estilos de vida e incluso formando parte de la identidad de un país? Siempre a la artista le ha gustado la idea de enfrentar dos conceptos, es por ello que para esta ocasión eligió dos elementos sencillos que, estudiando a fondo, dan mucho de que pensar.