Mariano Fortuny llegó a Granada en 1870, procedente de París, donde había alcanzado gran éxito y admiración.Establecido en Granada, desarrolla una intensa actividad artística que le lleva a trabajar incansablemente junto a su cuñado Ricardo Madrazo. Además de ejecutar cuadros que envía a su marchante francés para su venta, pinta del natural y toma apuntes buscando temas en la Alhambra, el Albaicín o en la misma ciudad, dedicándose también a la acuarela, el grabado y la restauración de las numerosas antigüedades que iba adquiriendo, otra de sus grandes pasiones.Su estudio-taller se convirtió en una especie de academia, pues fueron muchos los pintores y amigos que le visitaron. Su estancia en Granada se prolongó durante más de dos años, constituyendo una de las etapas más felices de su vida, según el mismo relata en su correspondencia.Esta tabla, una de las más representativas del período granadino de Fortuny fue vendida al coleccionista americano Henry Gibson, quien la donó a la Academia de Bellas Artes de Filadelfia, donde permaneció hasta el momento de su subasta en Nueva York, en la que la adquiere la Junta de Andalucía.Se sabe que entre los numerosos apuntes, dibujos y bocetos que se llevó a Roma viajó esta tabla sin terminar. A finales de 1872 completó la composición añadiendo al paisaje urbano unas escenas costumbristas de gran detallismo, tan típicas de su estilo, que ha sido denominado “preciosismo” por el tipo de pincelada diminuta y precisa.En esta obra el pintor experimenta abiertamente los efectos lumínicos, recreando la luz de primera hora de la tarde que proyecta una sombra con gran protagonismo. Junto a ella destaca el fondo arquitectónico, que resulta ser una reinterpretación de diferentes espacios y rincones de la ciudad, algo que se ha podido estudiar gracias a los numerosos apuntes que realizó para esta obra que aún se conservan.El edifico de la derecha, el Ayuntamiento viejo de Granada, antigua madraza islámica de Yususf I, y el edificio del fondo, el desaparecido colegio de San Fernando, están tratados fielmente, sin embargo la construcción de la izquierda, donde podemos ver tiendas abiertas en los soportales, no existe en realidad, ya que en ese lugar se encuentra la Capilla Real. Igual sucede con la hornacina de la Virgen, que resulta ser la fusión de otras dos imágenes similares existentes en Granada.
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