Broto, desde sus inicios en los 70 hará una férrea defensa de la pintura frente al Arte Conceptual que había desterrado a los medios tradicionales. Si en los 80 y 90 la pintura de Broto se caracterizó por su densidad, en la cual primaba la idea del paisaje interior de tono más bien grave, es a partir del nuevo milenio cuando su pintura se vuelve más liviana y utiliza el color de forma más efusiva como se aprecia en esta obra. El mismo Broto declaraba: "He recobrado la libertad en la elección de los colores", apostando en esta obra por un fondo verde sobre el que salpica pinceladas en los colores primarios. Si la luz antes emanaba de forma localizada y desde el interior sus pinturas, ahora vemos como se homogeneiza y baña toda la superficie pictórica. La misma elección del título “Pintura Abstracta” nos habla sobre una gozosa vindicación de la pintura.