Hacia la parte final del periodo Clásico, sitios arqueológicos de la península de Yucatán, como Chichen Itzá, Uxmal y Labná, muestran claras evidencias de un extendido culto fálico, al parecer propagado por grupos procedentes de la Costa del Golfo de México, relacionado principalmente a la fertilidad. La escultura representa a un cautivo de guerra que ha sido marcado en el rostro por medio de escarificaciones. Fue una práctica común en el arte e iconografía maya representar a cautivos con genitales de gran tamaño, lo que, según algunos autores, era una forma de humillación, al comparar al guerrero derrotado con un animal. Alrededor del cuello lleva una cuerda que indica su condición cautiva. A pesar de su daño y mutilación, el cuerpo del personaje muestra cierto dinamismo; el brazo derecho se encontraba extendido hacia la parte superior y el izquierdo seguramente flexionado. El pene, fracturado, debió estar erecto, lo que asociaría a los cautivos y su sacrificio con la fertilidad. Dra. Federica Sodi MirandaColaboradores: Arqlgo. Hugo Herrera Torres Araceli Ruiz Peláez Mtro. Hugo García Capistran.
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