Representa la alegoría del río Darro personificada en un joven recostado sobre un paisaje imaginario. Calvo Castellón lo considera como Alegoría del Niño Darro, en relación a su carácter como afluente menor del río Genil, ambos ríos bañan la ciudad de Granada. Está compuesto siguiendo el grabado de Leon Davent (activo entre 1540 y 1556), grabador de la Escuela de Fontainebleau, que representa una Diana cazadora o Diana reposando, sustituyendo la diosa por un joven desnudo que representa al Darro, el perro situado debajo del brazo izquierdo de la diosa por una vasija y la fecha que sostiene aquélla por el cetro coronado por la granada, convirtiendo la imagen manierista de aquél en una obra barroca. Este hecho aleja la pintura de la producción de Bocanegra, aunque existen recursos que el pintor utiliza habitualmente, como los angelillos que coronan al efebo, y que muestran de forma inequívoca que se trata de una obra del granadino.No es habitual en la obra de Bocanegra, casi siempre entregado a la concepción de ciclos iconográficos para decoraciones conventuales o ambientes eclesiásticos, este tipo de obra de carácter profano o alegórico, es más las dos alegorías que se le atribuyen: Alegoría de la Justicia (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) y Alegoría de la Peste (Museo Goya de Castres), tienen carácter moralizante y hasta cierto punto pueden ser calificadas como alegorías religiosas. Aparte de los retratos no serán frecuentes temáticas profanas en su producción, de hecho esta obra, no demasiado meritoria en cuanto a su calidad artística, es muy conocida precisamente por esto.