Miquel Utrillo encargó a Pere Jou i Francisco (Barcelona, 1891 - Sitges, 1964) la ejecución de los elementos escultóricos para decorar los edificios que integraban el complejo de Maricel, propiedad de Charles Deering. Para los capiteles de las ventanas Jou buscó distintas fuentes de inspiración: fábulas, alegorías o temas relacionados con la actualidad.
Para este capitel Jou esculpió la Alegoría de la diligencia o del hombre activo. Con el sentido del humor característico de su personalidad representó un hombre delgado, dotado de cuatro brazos y cuatro piernas, con la cabeza girada mirando hacia atrás, dando a entender que el protagonista, para el cual se inspiró en Miquel Utrillo, siempre iba corriendo y haciendo muchas cosas a la vez. Le sigue un ciervo que refuerza la idea de velocidad.
La pareja de este capitel es la Alegoría de la pereza, justo la antítesis.
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