Capitel hispano de época almohade. Este tipo de capiteles suelen ser en su mayoría de yeso, aunque hay algunos ejemplares labrados en mármol como el que nos ocupa. Derivan de los califales corintios y compuestos y carecen de la originalidad y elegancia de aquellos; es característico la atrofia de la decoración en columnas y capiteles, presentándose superficies casi lisas y poco trabajadas. Ibn Tumart, el Mahdí, fue el austero creador del movimiento almohade; su ascetismo condenador de todo lujo y superfluidad, propio de un movimiento que pretendía restaurar la pureza inicial de una religión, produjo consecuencias artísticas importantes, dándose un furor iconoclasta en toda la península. Hubo una relación muy estrecha entre al-Andalus y el Magreb, con intercambios de influencias a todos los niveles. La decoración escultórica almohade utilizó tres temas constantes de la estética islámica: el vegetal o ataurique, el geométrico, principalmente el lazo, los mocárabes y los epigráficos. El repertorio floral prescinde de la hoja dividida en pequeñas digitaciones utilizadas en época califal; empleando casi siempre hojas lisas, sin folíolos, ni ojetes. En estos capiteles el collarino se labra con el capitel, innovación con respecto a otros modelos anteriores en los que va siempre unido al fuste.