Originariamente este frontal de altar estaba en la iglesia del convento de religiosas de Santa Margarida de Vilaseca, en el término de Sant Martí Sescorts, y fue llevado a Vic seguramente en el siglo XIV al trasladarse las monjas al nuevo convento que después fue el de los Trinitarios descalzos. En 1868 se expuso al público en la exposición arqueologicoartística organizada en los claustros del convento de Sant Domènec de Vic y su presencia significó el inicio del redescubrimiento y la revalorización de la pintura románica catalana. Seguramente es obra de un taller vicense de la segunda mitad del siglo XII y estilísticamente corresponde al periodo de plena madurez creativa del románico catalán. El frontal está presidido por la figura de la Virgen con el Niño dentro de una mandorla sostenida por cuatro ángeles con la inscripción «Maria.Mater.Domini.Nostri.Jesu.Xristi». En los compartimentos laterales hay escenas de la vida de la santa: la santa es hecha prisionera por los soldados («miles») del general Olimbrio, mientras apacienta el rebaño de ovejas. Abajo, ya dentro de la cárcel, es flagelada por los verdugos («carnifices»). En el compartimento superior derecho la santa es atormentada por los demonios («rrufo»), y abajo el verdugo («malcus»), tras torturar a la santa en presencia del general, la degolla con el cuchillo en el momento en que el Espíritu Santo en forma de paloma baja para recibir su alma.