Retablo formado por un banco de tres casas, un cuerpo de tres calles y un ático cuadrangular. Todo el conjunto, de mazonería dorada con motivos platerescos, ángeles, amorcillos y seres fantásticos, descansa sobre un amplio basamento. La iconografía está íntimamente relacionada con la historia de Aragón y de Zaragoza. Se trata de una obra plenamente renacentista en las que Cósida refleja las influencias italianas y nórdicas, así como el estilo de Durero. Los rostros refinados y la paleta a base de ocres, asalmonados, azules, verdes y violáceos son características esenciales de este autor. Destaca la delicadeza de las figuras femeninas, especialmente la de santa Engracia, vestida a la moda de la época y en un ligero contrapposto.