Los niños representan esa inocencia sin prejuicios, la cual provoca la curiosidad que tienen ante un riachuelo creado por Tláloc (dios de la lluvia) quien es responsable de mantener el ciclo vertical del agua. En realidad la traducción literal (náhuatl: Tláloc, ‘néctar de la tierra’‘tlalli, tierra; octli néctar) sería ‘néctar de la tierra’, y se refiere al momento en que la lluvia penetra la tierra y forma parte de ella. El fondo creado por pájaros y peces alude a todos los seres vivos, quienes necesitan de este líquido vital para poder mantenerse con vida y mantener un equilibrio con la naturaleza.
Fomentar la cultura del agua es importante, empezando desde la educación, los niños son el blanco perfecto para poder inducir una formación responsable sobre el ahorro del recurso.
El agua es para todos, sin ella la vida no existiría, por lo que debemos cuidarla como algo demasiado valioso, debemos de pensar en las futuras generaciones y no ser tan egoístas, nosotros hemos tenido el privilegio de gozar de los elementos naturales de este planeta en condiciones favorables toda vía, si seguimos con este ritmo en cuanto a la contaminación este mundo pronto dejara de ser el lugar idóneo para “la creación de vida”.