Este colgante que tal vez representa un danzante chamánico fue elaborado en tumbaga, la aleación de oro y cobre, por el método del vaciado a la cera perdida. Un modelo hecho a mano en cera de abejas fue cubierto con arcilla y ésta calentada para extraer la cera y crear un molde con la forma preservada como un vacío en su interior: al verter el metal éste adoptó la forma del modelo inicial. En tiempos de la conquista, los españoles pensaron que los orfebres indígenas podían volver maleable el oro con algunas plantas: la prueba, decían, era que se podían ver huellas digitales sobre algunos objetos. Los patrones de líneas que se descubren en la superficie de este colgante, sin embargo, parecen corresponder a un textil que se usó para trabajar la cera. EL