Este pectoral muisca muestra un motivo común –y extraordinario– que adornó el pecho de numerosos caciques muiscas del centro de la actual Colombia. Un hombre con las piernas separadas y los brazos en alto lleva un enorme tocado radial. Las placas colgantes generan un sinnúmero de reflejos de luz, confirmando que se trata de los rayos del sol. Es el sol en su forma humana, el astro que nos da la vida todos los días. Viaja diariamente por el firmamento: la posición de su cuerpo indica su vuelo, así como las aves a lado y lado de su cintura, con placas que indican el movimiento de sus brillantes plumas. Con un pectoral así, los agricultores muiscas no dudarían del poder de vida de su cacique. Estas piezas laminares muiscas no eran martilladas, sino fundidas: la placa principal y todos los detalles fueron hechos y decorados en cera de abejas, y al observarlas de cerca es fácil y emocionante imaginar el trabajo del artesano. El rostro del hombre-sol fue hecho con un sello tallado en piedra suave, una técnica desarrollada por los orfebres de esta región. EL