El motivo antropomorfo en las figuras de arcilla es muy difundido en la altiplanicie cundiboyacense. Esta figura representa a un hombre, sus ojos y boca están hechos con dobles tiras formando el típico elemento “grano de café”. Las crónicas de la conquista narran que en los templos los sacerdotes tenían parejas de figuras de esta clase, y un documento colonial indica que al menos algunas de estas figuras eran retratos del cacique que entonces gobernaba la comunidad.