Bajo la administración de Ernesto P. Uruchurtu, regente del Distrito Federal, las zonas comerciales tradicionales sufrieron modificaciones estructurales. Prueba de ello fue la remodelación que sufrió el mercado de La Merced: en 1957 fue dividido en siete edificios, y se agregaron áreas de desinfección y acopio de desechos. De otra significativa transformación, la del mercado de La Lagunilla (erigido en 1893), dio testimonio el artículo “México se transforma un sitio histórico”, aparecido en la revista Life en Español, el 16 de diciembre de 1957: "La Lagunilla atraía y deleitaba a turistas, mercaderes, numismáticos, enamorados y carteristas. Pero el gobernador del Distrito Federal, decidió que el antiguo mercado, pintoresco o no, tenía que ponerse a tono con los tiempos modernos y la salubridad".