En su iconografía se mezclan la religiosidad pagana de la santería cubana y el erotismo, unidos a una fuerte carga emocional. En su producción plástica el cuerpo masculino toma el papel protagónico, acompañado de corazones, rosas y otros elementos de contenido simbólico, que plasma con líneas rápidas sobre los blancos y grises de sus fondos. El color aplicado en gruesas capas, con algunos destellos de rojo, hace resaltar la fluidez del dibujo sobre las grandes superficies de sus lienzos.
La obra del MUSA donada por el artista se aparta de su temática habitual, y pone ante el espectador la visión parcial de un rostro. La atención está centrada en la mueca tensa de los labios, en lo que podría ser su alusión a un momento preliminar a la creación o a la carga emocional que conlleva, por la señal que brinda la punta sangrante del lápiz que aparece sujeto entre los dientes.