El arco de los Argentarios formó parte en su día de un extraordinario centro de mesa o dessert que finalizó en 1778 el artífice romano Luigi Valadier, formado por obeliscos, columnas triunfales, arcos de triunfo, templos y vasos que componían una exquisita evocación arquitectónica de la Antigüedad romana. El dessert fue comprado en París en 1786 por el embajador de España, don Pedro Abarca de Bolea, X Conde de Aranda, para el príncipe don Carlos, futuro rey Carlos IV. La función ornamental de estos objetos nació ligada al gusto neoclásico y al interés suscitado por las ruinas romanas visitadas por los viajeros del Grand Tour.
Esta pieza reproduce el arco triunfal conservado en el Foro Boario, junto a la iglesia de San Giorgio in Velabro, que fue dedicado el año 204 por los cambistas romanos al emperador Septimio Severo para conmemorar sus victorias militares. En su construcción se han empleado mármol giallo antico, jaspe verde antico, mármol pavonazetto y bronce dorado. Las escenas y los personajes representados en el arco original, en este objeto suntuario han sido tallados en placas traslúcidas de ámbar, sobrepuestas a láminas de oro para que su brillo resalte los bajorrelieves.