La argizaiola es una de las piezas más singulares de la religiosidad popular vasca. Las de este tipo consisten en una tabla en la que se enrolla la cera, y ocho vástagos a modo de patas, de tal modo que siempre esté apoyada cuando se le da la vuelta a medida que se consume la vela. Es tipología posterior a la tablilla sin patas y carece de decoración.
El hecho de ofrecer luz a los difuntos es propio de muchas culturas. La particularidad de la argizaiola, además del aspecto formal, está en el hecho de que cada familia poseía la suya. El ama de casa la encendía en la iglesia sobre la sepultura familiar, e incluso se siguió haciendo así tras dejar de enterrarse en la iglesia. En la actualidad solo se mantiene la costumbre de encender argizaiolas en la parroquia de Amezketa (Gipuzkoa), especialmente el día de Todos los Santos.
La que vemos en la imagen es del s. XIX y procede de Zestoa (Gipuzkoa). Pertenece a la colección F. Díaz Peral. Las colecciones de la Diputación Foral y San Telmo Museoa reúnen hasta 178 ejemplares, desde el s. XVI hasta finales del XX.
Número de inventario: GFA-011448-001
Bibliografía:
Peña Santiago, Luis Pedro. La "argizaiola" vasca: creencias, ritos y costumbres relacionados con la misma. San Sebastián: Auñamendi, 1964. 197
Peña Santiago, Luis Pedro. La “argizaiola” en Guipúzcoa: su fabricación. Anuario de Eusko-Folklore, 1966-67. 67-70.
Garmendia Larrañaga, Juan. Argizaigin zaar baten oroigarri = En recuerdo a un viejo cerero. In: Euskal esku-langintza = Artesanía vasca. Donostia = San Sebastián : Auñamendi, 1970. II, 8-23
http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/jgl/02001375.pdf