La argizaiola es una de las piezas más singulares de la religiosidad popular vasca. Es una tablilla de madera (ohol) sobre la que se enrolla una vela fina de cera (argizari). Tiene un aspecto ligeramente antropomorfo, así como una especie de mango por donde asirla o darle la vuelta a medida que se consume la cera. Por lo general, excepto la parte central que ocupa la vela, está decorada con motivos que recuerdan a los de las kutxas (arcas) y estelas funerarias: dibujos geométricos, flores estilizadas, astros, alguna figura humana...
El hecho de ofrecer luz a los difuntos es propio de muchas culturas. La particularidad de la argizaiola, además del aspecto formal, está en el hecho de que cada familia poseía la suya. El ama de casa la encendía en la iglesia sobre la sepultura familiar, e incluso se siguió haciendo así tras dejar de enterrarse en la iglesia. En la actualidad solo se mantiene la costumbre de encender argizaiolas en la parroquia de Amezketa (Gipuzkoa), especialmente el día de Todos los Santos.
La que vemos en la imagen parece ser del s. XVIII y procede de Zegama (Gipuzkoa). Pertenece a la colección F. Díaz Peral. Las colecciones de la Diputación Foral y San Telmo Museoa reúnen hasta 178 ejemplares, desde el s. XVI hasta finales del XX.
Bibliografía:
Peña Santiago, Luis Pedro. La "argizaiola" vasca: creencias, ritos y costumbres relacionados con la misma. San Sebastián: Auñamendi, 1964. 197
Peña Santiago, Luis Pedro. La “argizaiola” en Guipúzcoa: su fabricación. Anuario de Eusko-Folklore, 1966-67. 67-70.
Garmendia Larrañaga, Juan. Argizaigin zaar baten oroigarri = En recuerdo a un viejo cerero. In: Euskal esku-langintza = Artesanía vasca. Donostia = San Sebastián : Auñamendi, 1970. II, 8-23
http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/jgl/02001375.pdf
Número de inventario: GFA-011471-001