Los tres arquitos formaban parte de una composición única del decorado marmóreo de la sala caliente del baño anejo a la Vivienda de la Alberca, compartida por el inquilino de la llamada Casa de Yafar, aunque cada una de las ventanas está labrada en una placa monolítica e independiente. Las tres tienen forma de arcos de herradura que apean sobre columnillas de basa ática, fuste cilíndrico y capitelillos corintizantes de labra esquemática, sobre los que se disponen cimacios de los que arranca cada arco. Toda la superficie de los arquillos está profusamente ornamentada con temas geométricos y vegetales, labrados en un relieve muy plano.
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