Por la calidad plástica de sus obras, que trasciende lo meramente informativo y documental habituales en su época, se ubica a Juan Carlos Morel como uno de los primeros artistas nacionales de importancia.
La calle larga de Barracas (1858) es una de las obras más relevantes de este artista argentino. En ella puede verse la actual avenida Montes de Oca, extendiéndose desde la barranca hacia el sur en dirección al Riachuelo, como un camino flanqueado de álamos. Esta calle era la única salida y entrada que tenía la ciudad hacia los territorios del sur de la provincia, de allí la nutrida caravana de carretas en procesión que se aprecia en primer plano.
Antiguamente llamada "Calle Larga", en los años de la Federación, y antes., "Santa Lucía", también era el camino elegido para el arreo de ganado hacia los mataderos de la ciudad. Los saladeros de carne, que bordeaban el Riachuelo, se pueden observar en el último plano de la pintura. A la izquierda del cuadro se asienta la capilla de Santa Lucía, que luego, en 1884, daría lugar a la iglesia actual construida en honor a dicha santa. A la derecha, las quintas de los Llavallol y los Moreno. El barrio de Barracas y la Bajada de Santa Lucía, como se conocía esta zona, era el lugar elegido por las familias adineradas de Buenos Aires para construir sus quintas de verano a mediados del siglo XIX. Los Barcarce, Montes de Oca, Álzaga, convivían con las construcciones precarias —de ahí el nombre de este barrio—, que servían para el acopio de cueros y carnes saladas. Había, además, algunas chacras.
La zona era considerada un lugar de esparcimiento para realizar caminatas al aire libre rodeados de arboledas. Paseantes en la calle y un grupo de mujeres que observan la escena desde el promontorio de la derecha dan testimonio de esto.
Morel trabaja en esta obra el plein air en una vista panorámica, con un cielo en el momento del atardecer, de pinceladas muy libres y un tratamiento del color que lo convierten en un precursor involuntario del impresionismo.