La orfebrería característica del final de la Edad del Bronce en la Península Ibérica la constituyen grandes piezas macizas, a menudo con decoración geométrica realizada a punzón. Este estilo también se conoce como Sagrajas/Berzocana, por sus dos hallazgos más representativos, de los cuales uno es precisamente éste. Los hallazgos de joyas de este tipo se distribuyen principalmente por la Extremadura española y buena parte de Portugal, en forma de pequeños tesoros ocultos fuera de todo espacio habitado, a veces en la cercanía de zonas de paso, como vados de ríos o puertos de montaña.
Este tesoro estuvo constituido en origen por tres grandes collares rígidos, denominados torques. Se hallaron en el interior en una vasija de bronce fabricada en un taller del Mediterráneo Oriental. Torques y otras joyas macizas y de tan enorme peso parecen obedecer a un uso ritualizado del oro, relacionado con intercambios sociales en los que las mujeres jugaban un papel central.