Bittor Arginzoniz abrió Etxebarri (Atxondo, Bizkaia) en 1990, en el que ejercía como jefe de sala ya que no sabía cocinar. En 1998 colocó una barbacoa al carbón en el exterior del local donde preparó, con gran éxito, unas chuletas. Ese sería el germen del asador Etxebarri que dos décadas después cuenta con los mayores reconocimientos en las guías y listados internacionales. A lo largo de estos años Arginzoniz ha cambiado el carbón por diversos tipos de madera, ha adecuado la cocina para albergar hornos de ladrillo refractario, y no ha dejado de buscar la mejor materia prima para elaborarla a la parrilla. Cultiva en su huerto las verduras y apuesta por el producto de cercanía, aunque si considera que la excelencia no se encuentra en los alrededores, la busca más allá del País Vasco, como la gamba roja de Palamós o la carne gallega.