El Palacio del Partal pertenece a la época del sultán Muḥammad III (1302-1309), Se trata del palacio más antiguo de la Alhambra y, sin embargo, es el que ha sido incorporado más recientemente, en los años 30 del siglo XX, al Conjunto Monumental de la Alhambra. Fue construido sobre el terreno que desciende desde el baño público de la medina hasta el lado norte de la muralla elevada sobre la margen izquierda de la cuenca del río Darro. Debido a su inclinación, fue necesario realizar desmontes que dieron lugar a paratas escalonadas. Su arquitectura gira alrededor del agua que corre sigilosamente por sus acequias y se deposita en albercas de diferentes tamaños creando un espacio de una enorme belleza y singularidad.
Alberca azul es un paisaje inspirado en una de esas albercas: la Alberca del Marqués de Mondéjar del Partal, donde solían vivir y cultivar huertas los habitantes del lugar. Las huertas eran regadas durante todo el verano, utilizando un sistema de riego que incluía acequias y tuberías nazaríes, aunque con el paso del tiempo estas se habían obstruido. En resumen, se trata de una alberca de riego utilizada para mantener las huertas, que recibe agua de diversas fuentes y refleja la luz de la Luna de manera melancólica.
LA ESCRITURA DEL AGUA
La alberca añil de la Alhambra canta
evocando dulces recuerdos
y días anhelados de huertas floridas.
La brisa la mece.
Los colores se animan
y la palabra se ilumina
navegando entre historias.
Los relatos despiertan,
nadando.
Su serena danza
de dulce melancolía
acaricia aguas, regala susurros.
Un universo de sombras
adormece el alma en sueños
mientras la luna besa,
en penumbra, a la aurora.
J.M. Darro
El agua ha escrito en su superficie sus susurros que cuentan historias y relatos. La alberca añil presta su color al agua, los reflejos de la luz de la Luna la besan y la noche la oculta guardándola en una tranquila penumbra de la que saldrá con la luz del día para dar vida. Ahora, el color del agua es añil, mañana será Alhambra.