En alrededor de 10 mil se ha calculado las pinturas realizadas por Stephen Koekkoek, artista que residió la mayor parte de su vida productiva en nuestro país. El paisaje fue el género que trató con preferencia, encarándolo en sus diversas variedades.
En Barcas la representación del agua corresponde a la mayor parte de la obra. Horizonte y cielo han sido reducidos a una mínima expresión, una angosta faja que pareciera ser sólo una parte de una obra que ha sido fragmentada.
En una superficie de agua, la gran onda producida por una barca parece ser el tema. La onda cubre más de la mitad de la obra y se mueve encerrando la barca en la que algunas figuras se ocupan de actividades cuya naturaleza no conocemos ni podemos intuir. Detrás de ella se agrupan otras, que también se mueven ligeramente a causa de la onda.
La faja de tierra es aún más sugerente; con sus diferentes formas sumidas en una bruma donde se destacan ciertos reflejos, el pequeño sector es un complemento ideal para las barcas que se mueven en el plano medio de la obra. Koekkoek ha creado una atmósfera densa en la costa, que se complementa con el agua del extenso primer plano, que por su color y por el dibujo de sus ondas pareciera también ser espesa y pesada. Genera así el artista un clima especial en su paisaje portuario, en el que no ha olvidado hacer jugar luces y reflejos como la mancha amarilla que se ve arriba a la derecha y las otras que surgen de la onda protagonista.
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