El encaje de bolillos se realiza sobre una almohada con hilos enredados en unas bobinas llamadas “bolillos”. Uno de sus epicentros en Europa es la Costa da Morte, destino del Camino a Fisterra y Muxía, donde está presente desde el siglo XV. Tuvo su apogeo a finales del XIX y principios del XX, cuando se exportaba a América de forma masiva.