Este pectoral elaborado por un orfebre de la Sierra Nevada de Santa Marta durante el periodo Nahuange es un ejemplar único por la calidad, la cantidad y el tipo de imágenes que muestra. Durante el periodo Nahuange de la Sierra, es decir entre el 200 a.C. y el 1000 d.C., los orfebres se preocuparon por elaborar adornos martillados en tumbaga, aleación intencional de cobre y oro. En este tipo de objetos por lo general mostraron personajes ataviados acompañados por aves o serpientes, pero en este caso el personaje central es un lagarto; su cola está delineada por repujado y líneas grabadas que reproducen con gran realismo las colas móviles de estos anfibios. Por medio de puntos y líneas repujadas desde el reverso se diseñaron el cuerpo, las extremidades, el cuello y la cabeza, de la cual sólo son visibles los ojos. Por sus características, parecería ser uno de tantos pequeños reptiles que corren entre las rocas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Con los dos pequeños lagartos que lo acompañan a lado y lado y las ocho garzas y dos patos que completan la pieza, tenemos una escena de fauna que bien podría verse al borde de la ciénaga hoy conocida como Ciénaga Grande de Santa Marta.
Al acercarse con detalle, sin embargo, observamos que la delicadeza del trazo del lagarto y de los círculos centrales contrasta con las burdas líneas que delimitan las figuras de los otros animales: ¿reunirá este objeto la mano de un maestro y la de un aprendiz? ¿Tendrían distinto valor simbólico el motivo central y los complementarios? JSS
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