El gallo en época romana tenía una gran riqueza simbólica. Así por su cualidad belicosa representaba la valentía y la victoria. También por su impulso de reproducción era símbolo de potencia sexual y de la fecundidad, además de considerarse un animal de buen augurio o incluso que era el conductor de las almas de los muertos a la otra vida.
Como animal asociado a Asclepios, dios de la medicina y la salud, era símbolo de la curación y como animal asociado a los partos de Leto, madre de Apolo y Artemis, era símbolo del nacimiento y propiciatorio para las parturientas.
Pero quizás una de la simbología más importante estaba asociada a su facultad de anunciar el día con su canto. Desde esa perspectiva el gallo era símbolo de nacimiento y resurrección.
Por tanto, debido a toda esta serie de representaciones simbólicas esta figurita podría ser una ofrenda o algún tipo de amuleto.
El gallo es un animal que está asociado a Mercurio por su capacidad para anunciar el día, y podemos relacionar esta cualidad con una de las funciones principales del dios Mercurio, ser el mensajero entre dioses y hombres. Como mercurio, aparte de ser el dios protector del comercio y velador de los caminos y viajeros, era el dios de la prosperidad, tenía normalmente un puesto principal en los altares domésticos de las casas.