Mosaico Bizantino

El trabajo con mosaico se originó en Grecia y fue difundido y perfeccionado por los romanos que lo denominaron opus musivum, nombre derivado de “musa”; Plinio el Viejo lo designa lithostrota
haciendo alusión a los fragmentos de piedra que se emplean, a los que llamó tesserae o tessellae, nombre derivado del griego, en el que significa “de cuatro lados”.
Los mosaicos se han empleado principalmente como pavimentos, pero también para decorar diferentes muros, tanto interiores como exteriores. En algunos casos su uso ha contemplado la resolución de un pequeño motivo o representación. Hasta el siglo III de nuestra era, el mosaico fue utilizado para reproducir pinturas griegas famosas y también para decorar nichos y fuentes, especialmente en las villas. Cuando en el año 313 el cristianismo fue reconocido por el emperador Constantino, el arte del mosaico cobró nueva vida ya que fue empleado para decorar iglesias,
usándose en los muros de las naves y también en los ábsides. El imperio bizantino heredó esta técnica a la que enriqueció con aportes como las teselas de pasta vítrea y el fondo de oro, destacando los colores y sacando partido de la incidencia de la luz, algo que no existía en los mosaicos griegos o romanos. El uso del mosaico se difundió en todo la cuenca del Mediterráneo y se adaptó a diferentes necesidades con representaciones diversas, desde formas decorativas abstractas, llamativas por la riqueza del material, hasta grandes escenas.
Nuestra obra, que puede fecharse alrededor de fines del siglo V de nuestra era, representa una escena curiosa resuelta como un gran friso. En ella un hombre conduce dos mulas que transportan una litera o relicario que ostenta una cortina con flores bordadas, rematado por una luneta enrejada. Está vestido con un jubón con mangas largas con puños decorados que se ajusta a la cintura con un cinturón y sem prolonga en una falda corta adornada con cuadrados; lleva botas acordonadas de caña alta. Con la ayuda de un látigo y tomando su rienda, comanda la primera mula, que parece encabritada. En el sector derecho, la escena se completa con varios animales: detrás de la segunda mula, un burro está siendo atacado por un león mientras que en el extremo un gran perro corre espantado. La escena tiene lugar en un campo salpicado por pequeñas plantas florecidas y otras que surgen de plantas agrupadas. Arriba, a la derecha, una planta florida y otras matas junto a las cuales camina un pato, parecen indicar un desnivel en el terreno. Hacia el centro de la escena vuelan otros patos y además se ve un faisán en el suelo. Los bordes superior e inferior de la composición están marcados por una guarda con motivos triangulares.