Durante el siglo IV d.C. fue común el uso de grandes cuencos polícromos con tapadera como vasijas funerarias en el Petén. Por lo general, tienen base anular y una pronunciada moldura basal; están cubiertas por una tapadera que en la mayoría de las ocasiones tiene una agarradera zoomorfa o incluso antropomorfa. El ejemplo aquí mostrado representa la intensa creencia de las fuerzas del inframundo, lugar en donde el muerto tenía que transitar para llegar a su destino eterno. La presencia del búho es muy importante, ya que esta ave puede ver en la obscuridad, pudiendo guiar, de alguna manera, al difunto hasta su destino, además que era considerado el mensajero de los señores del inframundo.El cuenco fue hallado en una tumba en el interior del Templo 1, también conocido como Templo del Búho, gracias a la imagen de la agarradera de la tapa.Dra. Federica Sodi MirandaColaboradores: Arqlgo. Hugo Herrera Torres Araceli Ruiz Peláez Mtro. Hugo García Capistran.
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