Capitel de los denominados corintizantes, en los que los caulículos no aparecen tan diferenciados como en los corintios. Los relieves presentan un claroscuro, fruto de una intensa labor de trépano. Los artesanos dependían totalmente del trépano para conseguir estos contrastes, mientras ellos marcaban de un modo un tanto tosco el capitel en sus talleres, eran los escultores los que labraban la decoración en su destino definitivo. Luego serían policromados en rojo y azul. Como era habitual en el s. X, los atauriques aparecen profusamente representados entremezclándose entre si. Esta pieza es un ejemplo muy representativo de la etapa de máximo esplendor del arte califal. Por su calidad, muchos han visto en él una relación con las construcciones de al-Hakam II en Madinat al-Zahra. Presenta las características de la época de pleno esplendor califal, de la segunda mitad del S. X.