Esta pareja de candelabros decorados con flores de lis, procedentes de la abadía de Santa María de Serrateix, en el Berguedà, fueron adquiridos a un anticuario en 1887 durante la travesía de las montañas del Alt Urgell, que Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Aranjuez, 1931) hizo a pie en compañía de Alexandre de Riquer (Calaf, 1856 – Palma, 1920).