Esta bala era la munición de los cañones de avancarga, un arma donde el proyectil y el propelente (las sustancias para enviar al proyectil a gran velocidad) se cargan por la boca del cañón.
Realizados en hierro macizo su peso determinaba el calibre de los cañones que se especificaba por el peso de las balas rasas que podían disparar. Así, un cañón del calibre 12, disparaba balas de a 12 libras de peso, es decir unos 5,8 kg, con un diámetro de aproximadamente 120 mm.
Las balas rasas se utilizaban para atravesar el revestimiento de madera del navío enemigo, provocando la consiguiente proyección de astillas y metralla por toda la cubierta, que eran, en realidad, las causantes de la mayor parte de las heridas y bajas en los combates navales.