"Gregorio Walerstein me sorprendió entregándome la realización de Canaima, la novela de Rómulo Gallegos que más me había impresionado. Cuando supe que el autor, antes de marcharse a Venezuela, terminó su propio guion, me tranquilicé, Fernando de Fuentes me tenía enterado de que don Rómulo había presentado un script bastante satisfactorio para su Doña Bárbara."