La muerte era concebida por las sociedades prehispánicas como un estado de transformación y renacimiento. Los enterramientos eran la morada de los ancestros, se hacían dentro o en las inmediaciones de las casas y los difuntos eran provistos de un ajuar o algunas posesiones preciadas. En la hacienda Samaria en el municipio del Darién, Valle del Cauca, en una tumba profunda de pozo y cámara lateral se hallaron los restos de madera y cerámica que atestiguan el viaje a ese nuevo mundo.