Enric Clarasó (Sant Feliu del Racó, 1857 - Barcelona, 1941) hizo esta obra por encargo de Santiago Rusiñol con destino el Cau Ferrat de Sitges donde el pintor trasladó en 1894 su colección de hierros viejos que hasta entonces, se conservaba en el estudio que ambos artistas habían compartido en la calle Muntaner de Barcelona.
La escultura evoca los herreros del período más brillante de la forja catalana, creadores, por tanto, de buena parte de las obras coleccionadas por Rusiñol. Clarasó representó al forjador, protegido por el delantal de cuero, apoyando el martillo sobre el yunque mientras mira el florón que sostiene en la mano izquierda.
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