La pieza de cien escudos, o centén, es la moneda de mayor valor y tamaño de la Historia monetaria española. Acuñados a lo largo del siglo XVII, se fabricaban en el Real Ingenio de la Moneda de Segovia, única ceca dotada de la maquinaria necesaria para producir con calidad monedas de semejantes dimensiones.
Concebidos como objetos de ostentación, retomando las grandes monedas de oro acuñadas bajo los Trastámaras y los Reyes Católicos, los centenes fueron acuñados en escasísima cantidad, y nunca circularon, aunque nominalmente estaban integrados en el sistema monetario castellano. Estas valiosas y vistosas piezas , en las que figura la cruz de Jerusalén propia de las emisiones de oro y el escudo grande con las armas de los territorios de la Monarquía Hispánica, transmitían al mundo la riqueza del Imperio.
Felipe IV acuñó algunos centenes en 1623 para honrar la visita a España de Carlos, Príncipe de Gales. Permaneció en el Departamento de Grabado de la Casa de la Moneda de Madrid hasta 1842, cuando pasó a pertenecer al Museo de Medallas de la Biblioteca Nacional, a fin de que pudiera exhibirse al público.